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LOS CONSEJOS DE NUTRINANNY®
Todos aquellos comportamientos y acciones que llevamos a cabo de manera repetitiva hasta incorporarlos inconscientemente en nuestra actividad diaria, devienen rutinas, hábitos. Cuando éstos redundan de manera positiva en nuestra salud física, emocional y relacional, se convierten en hábitos de vida saludable.
El mejor momento para inculcar y, por tanto, adquirir este tipo de hábitos es la infancia, la etapa en que el niño aprende y copia comportamientos de los adultos que le rodean y que lógicamente va a depender del contexto familiar, social y cultural en el que el niño se desenvuelve.
Un estilo de vida saludable, fomenta una buena calidad de vida, previene enfermedades y potencia factores de protección. Si trabajamos los hábitos alimentarios en niños, la higiene entendida en su sentido más amplio y la actividad física, seguramente conseguiremos que nuestros hijos maduren de forma saludable y estable.
Los padres debemos proporcionar a nuestros hijos información sobre alimentación saludable en niños, animarlos a comer variado, a seguir un horario regular siempre que su actividad se lo permita, a probar alimentos nuevos y, sobre todo, debemos compartir con ellos una comida al día para intercambiar las experiencias de la jornada.
En cuanto a la higiene, los niños deben adquirir rutinas adaptadas a cada edad, cepillarse los dientes después de todas las comidas, lavarse las manos antes de comer, ducharse diariamente, cambiarse de ropa interior todos los días y cuidar su aspecto personal. Poco a poco el niño debe asumir responsabilidades referentes a su espacio y los espacios de la familia.
El cuidado del cuerpo, incluye dedicar al sueño las horas necesarias para afrontar las jornadas escolares y extraescolares, en esta etapa preadolescente y adolescente, el cuerpo requiere alrededor de 9 horas diarias de descanso. El cansancio y falta de sueño repercute notablemente en el rendimiento escolar y en accidentes domésticos.
Así como también es necesario concienciar a nuestros hijos de la importancia de prevenir riesgos, ponerse el cinturón de seguridad en el coche, sentarse de manera correcta para que la espalda no sufra, limitar el peso de la mochila...
Por último, la realización de alguna actividad física por parte de los niños, les ayudará a conocer mejor su cuerpo y fomentar su autoestima, les pondrá en contacto con un entorno social saludable y les permitirá aceptar los éxitos y los fracasos con más facilidad.
El mejor modelo son siempre los padres, por tanto, debemos ser coherentes con las recomendaciones verbales que hacemos ya que los niños copian patrones de comportamiento que ven en los adultos.
Enseña a tu hijo a tratar a su cuerpo con respeto y dirigir ese respeto hacia su cuidado diario como una manera más de aprender a quererse.