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LOS CONSEJOS DE NUTRINANNY®
En esta ocasión vamos a hablar de una de las cocciones con la que quizá se generen más dudas dentro de la alimentación infantil: los fritos. ¿Podemos cocinar alimentos fritos, como los nuggets de pollo, para nuestros peques? ¿Con qué frecuencia podemos hacerlos en casa? ¿Con aceite de oliva, o con aceite de girasol? ¿Qué debemos tener en cuenta? ¡Pues vamos a verlo!
Desde que los niños y niñas son muy pequeños, es recomendable ir diversificando las técnicas y preparaciones culinarias: el vapor, el hervido (con poca agua), la plancha, el guisado, el estofado, el asado, el horno, el salteado suave, la fritura... ¡Sí, los fritos también pueden estar presentes dentro de la alimentación infantil, si se hace de forma correcta!
Es importante que las formas de cocinado sean variadas para enriquecer el proceso de aprendizaje y aceptación de nuevos platos. Eso sí, las familias deberíamos de priorizar las cocciones más suaves y evitar técnicas culinarias en las que la comida queda muy seca (carne o pescado a la plancha o salteado fuertes) o en las que puede haber mayor pérdida de vitaminas y minerales (hervidos con mucha agua). Recuerda que en el apartado de recetas saludables para niños basadas en el Método Nutriplato encontrarás muchas ideas de platos y menús completos, ¡con todas las cocciones y técnicas culinarias!
Teniendo en cuenta estas primeras premisas, vamos a centrarnos en los fritos o las frituras para ver en qué frecuencia, y de qué manera, podemos incluirla en la alimentación de los peques.
En general, la recomendación es no abusar de los fritos. Una cifra orientativa podría ser unas 2-3 veces por semana, contando las comidas y la cenas, repartidos entre los segundos platos y las guarniciones. Pero, además de la frecuencia, otro aspecto importante a tener en cuenta son los alimentos que freímos.
A los niños, y a los no tan niños, suelen gustarles las patatas fritas, los nuggets de pollo... Pero hay muchos más alimentos que pueden comerse fritos. Algunos ejemplos forman parte de nuestra gastronomía más tradicional, como las frituras de pescado.
• Frituras de pescado: boquerones sin espinas, tiras o rodajas de calamar, filetitos de jurel... Una fritura clásica es “a la andaluza”, es decir, pasando el pescado por harina y luego friéndolo en abundante aceite de oliva.
• Verduras fritas: este grupo de alimentos puede ganar muchos puntos si se ofrecen de vez en cuando en versión frita. Por ejemplo, rodajas de calabacín, bastoncillos de berenjena y zanahoria...
• Tubérculos: las clásicas patatas fritas, pero también el boniato puede quedar delicioso si se fríe.
• Otras preparaciones caseras suelen hacerse fritas, como bocaditos o nuggets de pollo caseros para niños, fingers de pavo o croquetas caseras, buñuelos de bacalao, empanadillas...
También hay que tener en cuenta que muchas veces podemos cocer estos alimentos al horno, en vez de fritos.
El aceite que utilicemos también es importante. Para las frituras utilizaremos preferiblemente el aceite de oliva virgen o el aceite de girasol con alto contenido en ácido oleico.
En general, lo más recomendable es utilizar siempre aceite de oliva virgen, tanto para aliñar como para cocinar, por su calidad nutricional. Y, siempre que podamos, añadirlo en crudo (por ejemplo, en una crema de verduras, poner el aceite una vez cocidas). Pero no siempre lo podemos utilizar en crudo.
Entonces, ¿es bueno cocinar con aceite de oliva?
Sí. Las grasas monoinsaturadas, sobre todo el ácido oleico del aceite de oliva, resisten mejor las temperaturas elevadas, mientras que las grasas poliinsaturadas de aceites como el de girasol se oxidan y se estropean con mayor facilidad. Por ello, el aceite de oliva virgen es el más recomendable para cocinar (y también para aliñar).
En aquellos casos en los que utilizar aceite de oliva virgen para freír conlleve un gasto económico excesivo, se puede utilizar el aceite de girasol alto oleico. Se trata de una versión del aceite de girasol con un mayor contenido de grasas monoinsaturadas, que resiste mejor la temperatura que el aceite de girasol clásico.
El aceite de oliva virgen es una fuente importante de energía, puesto que está compuesto en su totalidad por grasas. Aunque la aportación calórica es la misma que la de otros aceites vegetales (como el de girasol, el de maíz, etc.), el tipo de grasas omega-9 que contiene hace que el producto sea más saludable por sus beneficios para la salud y el perfil lipídico que nos aporta. Los beneficios para la salud que nos aporta el consumo de aceite de oliva virgen, no se deben solo al tipo de grasas que contienen, sino también por la presencia de polifenoles y vitamina E, ambos antioxidantes.
¿Y qué dosis de aceite de oliva es adecuada para los niños? Si contabilizamos tanto el que usamos para cocinar como para aliñar, algunas guías alimentarias suelen recomendar el consumo de entre 4 y 6 raciones de aceite de oliva al día, considerando que una ración equivale a una cucharada sopera de aceite (unos 10ml).
Pero para freír necesitamos más cantidad y, además, el aceite llega a altas temperaturas, por eso se aconseja la frecuencia máxima que hemos visto antes de 2-3 veces por semana.
¿Y qué hacemos después con el aceite? ¿Lo podemos reutilizar? Si se trata de aceite de oliva virgen y no se ha quemado (humeado), se filtran enseguida las partículas que quedan después de la fritura y se guarda en un lugar fresco, seco y protegido de la luz. Puede reutilizarse unas 3 veces. Cuando ya no podamos reutilizarlo, hay que guardarlo en un envase y desecharlo en el punto limpio más cercano, para evitar contaminar las aguas.
Para acabar, vamos a repasar cómo freír correctamente para que las frituras sean lo más saludable posible.
• Optar por aceite de oliva virgen o, en su defecto, aceite de girasol alto oleico.
• Escoger alimentos de consumo habitual, como las verduras y el pescado, y no únicamente preparaciones como las patatas fritas, nuggets o croquetas.
• Freír siempre los alimentos en abundante aceite, para que queden sumergidos y se forme una capa dura y crujiente. Esto evitará que el alimento “chupe” aceite.
• Calentar el aceite a la temperatura adecuada. Si está demasiado frío, no podrá formar la capa crujiente; si está demasiado caliente, el aceite se habrá estropeado y el alimento se quemará con mayor probabilidad.
• Una vez fritos, retirar el exceso de aceite dejando los alimentos sobre papel absorbente.
Disfruta de esta técnica de cocción tan sabrosa en su justa medida y siguiendo estas pautas. No es necesario renunciar a nada, siempre que se haga bien y en el contexto de una alimentación saludable.